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Sábado, 20 de Abril de 2024, 15:17 

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    Regalo de Navidad

    Regalo de Navidad

    ¿Qué mejor regalo de Navidad que buen polvo?

    Siempre me ha gustado sorprender a mi pareja en la intimidad. Lencería sexy, lubricantes de sabores, distintos juguetes sexuales, lo que sea para aumentar nuestro placer. Pero una Navidad, quise darle una sorpresa que nunca olvidaría. Tenía ganas de hacer algo diferente. Incluso pensé en regalarle un trío con una escort y jugar con él como putas de Escortpasion. Pero luego se me ocurrió algo mejor.

    Fuimos a cenar a casa de sus padres. Él es hijo único, por lo tanto aquello era una ceremonia muy especial. Su madre hizo una cena deliciosa y su padre se encargó de proporcionarnos excelentes ejemplares de vino durante toda la noche. Pasadas las doce, nos despedimos y volvimos a nuestro piso. Ahí puse en marcha mi plan.

    Le pedí que por favor me esperara un momento fuera de la habitación y me vestí con lencería sexy dispuesta a darle una sorpresa cuando entrara.

    Al estar lista lo llamé. Él entró en la habitación solo para verme sentada en medio de la cama, vestida de una forma sexy, con una expresión deseosa y un paquete de regalo entre las piernas. “Es para ti” le dije con picardía en la voz “Ven a por él”. Atónito se acercó al paquete que había junto a mi sexo.

    Al abrirlo, se encontró con varios juguetes de color oscuro, todos hechos para pasar una noche divertida de sadomasoquismo.

    Entonces me levanté de la cama y le ordené que me entregara el paquete y que se acostara. Comencé a abrirlo, enseñándole todo el contenido:

    Primero, un plug anal que introduje en mi boca para humedecerlo y luego lo introduje en mi culo, ante sus ojos bien abiertos, preparándome para lo que vendría después.

    Luego, un par de bolas chinas, que introduje en mi coño para que me encendieran y me mantuvieran en ese estado de excitación constante que tanto me gusta.

    Un anillo vibrador para colocar alrededor de su pene. Le quité la ropa con cuidado, dejándolo completamente desnudo en el medio de la cama, y le coloqué el anillo con el vibrador encendido, no sin antes engullirlo.

    Un par de cintas para amarrar. Las utilicé para atar sus muñecas a las patas de la cama, dejándolo inmovilizado. El juego sadomaso ya comenzaba.

    Una bala vibradora, que paseé por todo su cuerpo, desde el rostro hasta el culo. Mientras tanto, su erección grande, dura y vibrante por el anillo parecía a punto de explotar. Pero él se dejaba hacer, pues parecía disfrutar en todo aquel juego.

    Y llegamos la parte hard. Le puse el antifaz y luego las pinzas en los pezones. Con el plumero le hice cosquillas un rato mientras se retorcía, y con el flogger flagelé sus piernas. Él gemía, gritaba, se debatía, pero a la vez podía ver en su cara la expresión del placer.

    Me quité entonces las bolsas chinas y, posicionándome sobre él, dejé que me penetrara. Su polla dura pareció agradecerlo. Pero ese no era el lugar donde lo quería tener.

    Me levanté, dejándolo ahí. Me quité el plug y luego me coloqué lubricante dispuesta a ser penetrada en aquel lugar. Luego me volví a subir sobre él, insertándolo en mi culo, que succionaba su polla. Cada centímetro, cada vena, cada pliegue, todo se lo tragaba mi culo. Él gritaba. Lo tomé por el cuello y lo monté como si fuera un animal hasta que sentí que se corrió en mi interior. Solo entonces le quité le quité el antifaz para encontrarme con la mayor cara de satisfacción que había visto nunca.

    “Feliz navidad” fue lo único que le dije antes de colocarle el antifaz de nuevo, darle un beso y volver a empezar.