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Viernes, 26 de Abril de 2024, 09:33 

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    Relato erótico - Juguete sexual en la oficina

    Relato erótico - Juguete sexual en la oficina

    Me llamo Elvira y trabajo como secretaria de un importante ejecutivo de una de las empresas de servicios más importantes del país.

    Él es joven, mucho más que la mayoría de los ejecutivos dentro de esta empresa, por lo tanto su ascenso hasta ese puesto de trabajo ha sido un verdadero desafío para él, lo mismo que para mí, puesto que fue difícil vencer a las demás candidatas para lograrlo.

    Pero logré conseguirlo, sentándome fuera de la oficina de no solo uno de los ejecutivos más importantes del país, sino también uno de los hombres más atractivos, bien dotados y sexualmente activos.

    Aunque no me engaño, sé que él no gusta de las mujeres gracias a ciertos juguetes sexuales que, de casualidad, he encontrado en su oficina, pero eso no evita que me ponga cachonda solo de verle.

    No es el estereotipo de hombre rudo, sino más bien el hombre metrosexual.

    Con el pelo perfectamente peinado y fijado, la cara siempre afeitada, el aliento siempre oliendo a menta, trajes impecables todos los días y un cuerpo musculoso para rellenarlos.

    Cuando sus ojos azules me miran y me piden que rellene un expediente o que organice una cita o que me encargue de algo, esa voz suya penetra en lo más profundo de mi ser, generando reacciones húmedas en mi cuerpo.

    Es que me enloquece.

    Pero él creo que no lo sospecha, más bien pareciera que me considera una confidente.

    Dándose cuenta de mis hallazgos de juguetes sexuales, en vez de pedir discreción, me ha hablado abiertamente de sus preferencias, pidiéndome apoyo para poder desinhibirse junto a otro hombre igual de atractivo, su amante según presumo, dentro de su oficina.

    Lo que él no sabe es que yo también tengo un gran gusto por los juguetes sexuales.

    El resto de los trabajadores piensan que él es un hombre célibe, entregado solamente al trabajo, sin mujer y sin hijos.

    No saben de las horas fugaces que él pasa dentro de la oficina gimiendo como una zorra mientras otro hombre lo penetra para luego penetrarlo él.

    Siendo sincera, si hay algo que me pone cachonda, son dos hombres atractivos follando.

    Me hace imaginar cosas, desear que me inviten a participar y ser penetrada por mi jefe mientras su amante lo penetra, estando en uno de los extremos de esa unión deliciosa.

    Estos pensamientos me excitan tanto que debo sacarme la tensión de encima de algún modo, por eso tengo un juguete sexual siempre a la mano, tan escondido que sería difícil sospechar de él.

    Organizo las cosas de manera en que nadie interrumpa nuestro trío inusual y mientras los escucho gemir, acerco mi discreto vibrador a mi clítoris, hinchado y deseoso.

    Ellos juegan con sus juguetes sexuales dentro y yo fuera juego con el mío, imaginándome como sería ser follada por esos dos galanes, compartiendo una polla con mi jefe, estando impregnados los tres en deliciosos fluidos mientras nos susurramos guarradas en los oídos.

    El orgasmo no tardó en llegar, casi al tiempo en que dentro de la oficina mi jefe y su amante terminan.

    Tardan un momento en vestirse y luego la presa se va, dejándome siempre un chocolate a modo de complicidad, sabiendo que los escucho.

    Yo lo tomo y lo huelo, porque sé que guarda el olor masculino de ambos y lo como pensando que es la polla de alguno de los dos o, por qué no, de los dos.

    Y si mi jefe quiere mantenerse dentro unos minutos más, con mi juguete sexual me puedo dar otro delicioso orgasmo, sin remordimiento alguno.