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Sábado, 20 de Abril de 2024, 13:12 

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    Experiencia lesbica en el fin del mundo

    Experiencia lesbica en el fin del mundo

    Había amanecido demasiado pronto ese día, los padres de Roberta la habían llamado desde Italia, donde habían estado visitando a los abuelos, para informarle que no podían salir del país debido al brote pandémico que había, por lo que ella se quedaría sola en casa. Aquella noticia fue seguida con un correo de parte de la universidad, donde indicaban que las clases se suspendían por un mes para evitar contagios.

    —Venga, la cosa se está poniendo negra —había dicho Roberta preocupada por su familia.

    Se pasó el resto del día hablando con sus seres queridos y comprobando que todos estaban bien, para cuando el día se hizo más oscuro, comenzó a sentirse muy sola en pasa, así que llamó a su mejor amiga Sofía.

    —Venga tía, quédate conmigo estos días, me da miedo estar sola en casa tanto tiempo —le pidió Roberta a Sofía y luego de insistir un poco más, su mejor amiga aceptó y comenzó a hacer una maleta.

    Antes de las 21 horas Sofía ya estaba en la cama de Roberta buscando alguna película buena en Netflix, mientras su amiga preparaba la cena. Al encontrar una comedia romántica, la dejó puesta y fue a la cocina a ayudar un poco con la comida.

    —Álvaro estaba diciéndole a Camila que te folló en la fiesta del viernes —comentó Sofía en cierto punto— Cuéntamelo todo.

    —Bah, el peor polvo de mi vida —aseguró Roberta negando con la cabeza— además, se hizo el confundido y termino metiéndome la polla en el lugar incorrecto y no conforme con eso, dijo «bueno, si ya está aquí no hay que desaprovechar la oportunidad» Fue un fiasco…

    —Lo hombres siempre pasándose de listos —negó Sofía suspirando— me pasó algo parecido con el tío este que conocí en el bar cerca de casa hace un mes. Estoy pensando en buscarme una novia.

    —Las chicas al menos saben lo que se siente, es posible que sea un poco mejor —contestó Roberta encogiéndose de hombro.

    Luego de algunos segundos en silencio, donde ambas estaban pensando en aquella idea detenidamente, Sofía propuso algo interesante.

    —Vamos a liarnos —propuso ella mirando a su mejor amiga— Nos conocemos de toda la vida, nos tenemos confianza, si sale mal nadie se enterará y ambas tenemos curiosidad. No creo que nada salga mal.

    Roberta pensó en ello algunos segundos y muy pronto de encontró asintiendo con la cabeza, aceptando la idea de experimentar el sexo lésbico por primera vez con su mejor amiga. Cuando Sofía la vio asentir con la cabeza, tomó la iniciativa y la besó lentamente, permitiendo que los labios húmedos de ella mojaran los de Roberta haciendo la fricción más excitante.

    Un suspiro tembloroso de Roberta permitió que la lengua de Sofía entrará con suavidad, dándole un toque eléctrico a la de su amiga. Las manos de Roberta se deslizaron por el cuerpo de Sofía, abriendo los pantalones de tela y dejándolos caer ahí mismo.

    —¿Tienes algún juguete? —preguntó Sofía.

    Una bala vibratoria —contestó Roberta sin aliento.

    Sofía la arrastró hasta la habitación, cuando estuvieron ahí ambas se desnudaron y buscaron la bala vibratoria rápidamente.

    —Acuéstate en la cama y abre las piernas —exigió Sofía comprobando las velocidades del juguete— voy a comerte el coño, así que necesito que me digas como hacerlo.

    —Vale —respondió Roberta poniéndose cómoda.

    El primer contacto entre la boca y el coño fue eléctrico, haciendo que Roberta emitiera un gemido agudo de placer y se arqueara buscando más proximidad con la boca que se encontraba dispuesta a servirla. Sofía comenzó a chupar, lamer y besar el coño de su amiga de la misma forma en que le gustaba que le comieran el coño a ella, a la vez que se presionaba un poco más la bala vibratoria contra el coño.

    —Chupa más fuerte —suplicó Roberta con la voz estrangulada— voy a correrme…

    Sofía comenzó a chupar con tanta fuerza que le comenzaron a doler los músculos alrededor de la boca, pero no se detuvo mientras sentía el sexo de Roberta tensarse al borde del orgasmo. Un grito ahogado reveló que Roberta estaba comenzando a correrse y Sofía sintió en su propio coño el orgasmo explotar.

    —Joder ¿por qué no habíamos hecho esto antes? —preguntó Roberta aun sorprendida.

    —¿Cuándo regresan tus padres? —preguntó Sofía relamiéndose los labios— tenemos bastante tiempo para follar y probar toda clase de cosas sin molestias.

    —El sexo lésbico es lo mejor —concluyó Roberta con una sonrisa complacida.

     

    Etiquetas relato erótico