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Viernes, 29 de Marzo de 2024, 00:36 

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    Un amable enfermero

    Un amable enfermero

    Cuando dieron las 23 hrs, Alex se dispuso a dormir algunas horas antes de volver a su trabajo en el periódico local. Bebió un vaso de agua, apagó las luces y se acostó en su solitaria cama de una plaza, en donde esperaba dormirse inmediatamente, sin embargo comenzó a desesperarse cuando a la 00 hrs seguía mirando el techo en silencio. Simplemente no podía dejar de pensar en el enfermero que lo había ayudado con su caso la semana pasa.

    Un incendio de un local terminó con la intervención del cuerpo de bomberos y algunos heridos en el hospital, lugar al que Alex se escabulló para intentar conseguir alguna buena información que le valiera la primera plana. Un enfermero lo pilló entrando en el ala de quemaduras y amenazó con hacerlo echar fuera inmediatamente, más luego de escuchar la explicación sincera de Alex, le ofreció una sonrisa y le propuso que lo invitara a tomar un café, ya que él mismo había atendido a varios pacientes y sabía bien lo que había sucedido.

    Fue en ese momento cuando Alex se dio cuenta de lo increíblemente guapo que era aquel hombre, su cabello negro estaba pulcramente recortado y peinado hacia atrás, su rostro era anguloso y completamente masculino, su cuerpo lucia atlético y elegante aun sobre todo aquel aburrido uniforme blanco, pero eran sus labios los que pusieron inmediatamente duro a Alex, quien comenzó a imaginarse al enfermero lamiéndole la polla para comprobar que todo iba bien ahí debajo.

    Estuvieron hablando una hora más, la conversación entre ambos fluyó ligeramente y la química era casi palpable. Justo cuando el enfermero se dispuso a retirarse, miró a Alex con curiosidad y luego de pensárselo, lo invitó a un lugar apartado. Alex aceptó de inmediato y juntos se dirigieron a una sección del quinto piso que estaba totalmente sola, así que entraron en una habitación y se encerraron dentro.

    Ya impaciente, Alex comenzó a besar al enfermero con hambre, mientras sus manos se escabullían debajo del uniforme blanco encontrándose con una polla dura, suave y tan caliente como lava. Sin embargo, el enfermero muy pronto tomó el control de la situación e inclinó a Alex sobre la camilla de la habitación y comenzó a desabrocharle el pantalón, en apenas unos segundos aquella boca jugosa estaba chupando la polla de Alex y robándole todo el aliento.

    La cabeza del enfermero iba y venía con una fluidez sorprendentes, mientras la habitación se llenaba con sonidos de succión y sorbidos hambrientos. Bastaron unos minutos con aquel ritmo frenético para que Alex sintiera como sus testigos se tensaban, intentó concentrarse en aguantar un poco, pero de pronto notó que el enfermero estaba trabajando sobre su propia polla mientras se mantenía de rodillas con las piernas muy abiertas.

    Alex se corrió con un gruñido en la garganta del enfermero y mientras se recuperaba de la explosión, notó que su enfermero se corría abundantemente en el suelo. Ambos se vistieron rápidamente y salieron de la habitación, con la promesa de parte de Alex de volver pronto.

    Desde entonces no había vuelto al hospital por estar liado con el trabajo, pero planeaba contraer algún tipo de gripe que lo enviara de vuelta al hospital, donde seguramente recibiría el mejor servicio.

    Con ese último pensamiento, Alex se durmió feliz.

    FIN

    Etiquetas relato erótico