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Sábado, 20 de Abril de 2024, 06:06 

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    Un orgasmo para año nuevo

    Un orgasmo para año nuevo

     Soy una chica de gustos simples, nada fuera de lo común. Pero eso a veces puede confundir a algunas personas.

    Por ejemplo: mi familia. Mis gustos siempre los han confundido. Y no solamente el hecho de que me gusten las mujeres, que es lo más natural del mundo, sino, digamos, mi forma de llevar la vida.

    Me explicaré: en mi familia no entienden que no me gusten celebraciones como la cena de navidad o la cena de año nuevo, cosas tradicionalistas, y que prefiera pasar esos días durmiendo. Este tipo de cosas los escandalizan mucho, creo que incluso más que la chica, mi pareja, que he llevado a comer a casa durante las navidades.

    Pero la molestia (con esto y con otras cosas) ha sido tan insistente que Gabriela y yo hemos decido pasarlo solas. En un hotel cerca de la playa, mirando fuegos artificiales desde la ventana, con las barrigas llenas de vino y con nuestras bocas ocupadas con la boca de la otra.

    Pero curiosamente, sabiendo que no lo pasaríamos en casa con mi familia y sabiendo que no tendría que someterme a sus tradiciones molestas, ha surgido en mí un curioso deseo por preparar una especie de pequeña celebración de año nuevo. Pero una celebración a nuestro estilo.

    Por eso Gabriela y yo entramos en un Sex Shop en Sevilla  y nos hicimos con un par de implementos nuevos para pasar la noche vieja.

    Y justo cuando faltaba una hora para que terminara el año, dimos rienda suelta a nuestro deseo, que es aquello que nos mantiene tan unidas como el pegamento: nuestros cuerpos, como si tuvieran vida propia, se buscan, se encuentran y se dan placer.

    En medio de la habitación, rodeadas por la euforia de este día que se siente en el resto de las habitaciones, nuestros labios se unen. Nos besamos apasionadamente. Ella colocó sus manos sobre mi pelo y yo coloqué mis manos sobre su culo. Acarició mi cara y yo usé mis manos para desvestirla. Cosa fácil, pues tenía puesto un vestido negro, corto y ajustado, que me dejaba ver mejor sus atributos. Pero ya no haría falta adivinar lo que hay debajo de la tela. Podía verlo en vivo y en directo.

    Me enccontré con una braga bellísima abierta justo en el medio. Obscena, dejándome la puerta abierta para acercarme a ese sexo que comienza a hervir de ganas por recibir mi boca. Arriba no llevaba nada.  Me sumergí ahí y le doy todo de mí, mientras ella gemía y se retorcía.

    Me alejé y me desvestí yo también, mostrándole lo que había elegido para el momento, cubierto anteriormente por toda la ropa que llevaba encima: un catsuit  del que sobresale mi sexo húmedo y listo.

    Ella, como alguien que pide clemencia, se arrodilló y sacó la lengua esperando que me colocara sobre ella. Disfruté en complacerla y su lengua se introdujo dentro de mí. La sentía lamerme, chupar, tragar todos mis jugos. La sentía retorcerse y me sentía a mí misma disfrutando de todo aquello. Podía ver también que se estaba tocando, excitada por lo que estabamos haciendo. Y justo cuando estabamos a punto de llegar escuchamos que gritaron allá afuera:

    “¡Feliz año nuevo!”

    Y con un par de orgasmos recibimos lo que sea que nos deparará este nuevo año.

     

    Etiquetas relato erótico