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Viernes, 26 de Abril de 2024, 00:15 

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    Una sorpresa anal en navidad

    Una sorpresa anal en navidad

     Me gusta considerarme a mí mismo como un fanático del sexo anal.

    No me malinterpretes. Aprecio mucho los coños, de hecho una de las cosas que más disfruto durante el sexo es dar sexo oral. El sabor salado y húmedo de los coños me pone a tope. Pero no tanto como el sexo anal.

    Los culos tienen un atractivo especial para mí. Sobre todo por las sensaciones. Porque no es lo mismo estar dentro de una vagina que dentro de un culo. Este último es un sitio más estrecho, donde se hace un poco más complicada la entrada. Pero una vez estado ahí dentro, es como si cada uno de los pliegues del ano se adaptara a cada centímetro de mi polla. Además, me da una sensación de succión que me hace sentir como si mi polla fuera a ser consumida.

    Y la conexión emocional es distinta. No es lo mismo tener sexo tradicional con una chica a tener sexo anal. Las vaginas son mentirosas, porque una mujer bien puede abrirse de piernas para ti y no sentir absolutamente nada. Pero con los culos es distinto. Para entrar, la persona debe querer de verdad que entres. Debe haber excitación, lubricación y por supuesto consentimiento previo. Así que si lo haces por el culo con alguien es porque esa persona en serio deseaba hacerlo contigo.

    Así, como pueden ver, soy un fanático del sexo anal. Y, en vista de las fiestas, nada me gustaría más que recibir la navidad follando como loco. Pero en vista de que no sucederá, tomé precauciones.

    Viviendo en una ciudad extraña, muy lejos de donde nací, no tengo con quien pasar la Navidad. Así que decidí darme mi regalo unos días antes del nacimiento del niño Dios. De todos modos, no tengo razón para esperar al 25. Así que pedí mi regalo y, al llegar, no pude evitar abrirlo, como tampoco pude evitar probarlo.

    Un masturbador fleshlight hecho a la medida, siendo exactamente igual al culo de Riley Steele. Me moría por entrar, pero no pensaba vedarme del resto de placeres que proporciona un culo.

    Así que comencé a lamerlo, sintiendo como los pliegues eran idénticos al de un culo real. Primero lamiendo alrededor, luego introduciendo mi lengua mientras sentía el culo dilatarse alrededor.

    Luego de la lengua usé mis dedos. Primero introduje uno, luego dos, luego tres. Lento, lento. Suave. Duro. Las sensaciones eran las mismas y el culo permanecía ahí en mi mano, solo para mí. Pero quería guardarme lo mejor para el final.

    Solo cuando sentía mi polla a punto de reventar, decidí llenarlo de lubricante y entrar. Sentía el milagro de como aquellos pliegues se abrían para recibirme y como se tragaban mi polla por entero, engulléndome. Entré un a vez, luego otra vez y al ir por la tercera, decidí que me follaría el culo como si fuera mi mano y así lo hice, corriéndome con gusto, latiendo dentro de ese culo perfecto.

    Quizás no pase navidad follando como loco, pero al menos lo celebrare entrando en un delicioso culo.

    Etiquetas relato erótico